En la comunidad hispana, los remedios homeopáticos se han transmitido de generación en generación. Ya sea en la frontera de EE.UU. con México o en el sur de Tucson, el visitar un curandero o un herbolario suele ser algo muy común en la cultura hispana.
Un remedio homeopático es la práctica de medicina alternativa que utiliza remedios naturales como plantas, animales y minerales. En muchos casos, los remedios son similares a los que utilizan las empresas farmacéuticas.
Patrisia Gonzales, profesora en los Estudios mexicoamericanos de la Universidad de Arizona, se enfoca en los remedios indígenas dentro de la comunidad hispana. También como herbolaria, Gonzales ha descubierto que el utilizar materiales a base de plantas en remedios caseros, ha ayudado a las familias a progresar a lo largo de los años.
“Existen estos ecosistemas increíbles a lo largo de lo que hoy llamamos México y por todo el sudoeste”, explicó. “Hay miles de plantas que la gente puede utilizar para remedios caseros. Cuando las hierbas tradicionales se prohibieron, la gente empezó a utilizar hierbas como el romero, lavanda, etc. Entonces la gente comenzó a ver la utilidad de estas hierbas, y así empezaron a incorpóralas en sus vidas cotidianas”.
Hierbas como el comino, ruda, salvia, yerbabuena, aloe vera y ajenjo se incorporan para dar tratamientos a las personas.
“La tuna (fruta) resulta muy útil para los que son diabéticos”, señaló. “Es la fruta del cactus. Tiene ciertos efectos que ayudan a reducir los niveles de azúcar en la sangre. También, ponerle canela a su té es muy saludable y ayuda a reducir el azúcar en la sangre y reduce los riesgos de enfermedades cardiovasculares”.
El ashwagandha se utiliza como antiinflamatorio, reduce la ansiedad y aumenta la salud inmunológica. El cohosh negro reduce los cólicos menstruales y el dolor de la artritis. La caléndula se usa para disminuir la inflamación en la garganta, la boca o los oídos, según Gonzales.
“Yo soy de la época en la que mi abuela siempre tenía canela sobre la estufa”, exclamó. “El orégano es un gran expectorante. Ayuda a despejar la flema que se encuentra en la garganta”. Un folk healer es conocido como un “curandero”. Teresa Ortiz, residente de Tucson, desciende de una larga sucesión de curanderos transmitida desde generaciones.
“Sentí que estaba en mí seguir los pasos de mi abuela y convertirme en una curandera”, mencionó Ortiz. “No solo son los remedios a base de hierbas, sino también se trata de curar a la persona en su totalidad y hablar sobre su lado espiritual”.
La creosota, la manzanilla y el árnica son hierbas que curan inflamaciones y también se pueden usar en tés.
“Todo depende de lo que sufra la persona”, explicó Ortiz. “Utilizo el jengibre para curar a las personas que tiene nauseas o malestar estomacal. El ginseng, lo uso para las personas que tienen que lidiar con la fatiga o la depresión leve. Por último, utilizo el lúpulo para las personas que sufren de insomnio o están sufriendo de nerviosismo o ansiedad”.
Muchas familias hispanas han prosperado al utilizar estos remedies caseros. En los barrios mexicoamericanos de bajos recursos, la gente acude a los curanderos, especialmente si no tienen los medios para pagar un seguro médico.
Conforme a Ortiz, una planta como la kava reduce la ansiedad y ayuda a las personas a tener energía positiva y una mente clara. Ella lo utiliza frecuentemente con las personas que están pasando por traumas emocionales.
También, “el aguacate es bueno para el cabello”, expresó Gonzales. “Tiene una abundancia de ácidos grasos y es rico en vitaminas que ayudan a restaurar el cabello”.
“Todo se trata de cuidarse a uno mismo y amar el cuerpo”, añadió Ortiz.
“Estos remedios homeopáticos solo desempeñan el 80 por ciento de una vida cotidiana saludable. El otro 20 por ciento es descansar la mente e intentar abstenerse del estrés o de la energía negativa.
Mary Ann Sharp es una reportera para Arizona Sonora News, un servicio de la Facultad de Periodismo de la Universidad de Arizona. La puede contactar en msharp1@email.arizona.edu
Traducido por: Darcy Román-Félix