Nuevo club de bicicletas anima a los niños

Ricardo Tovar, estudiante de séptimo grado en Safford Middle School, trabaja reparando una bicicleta el miércoles por la noche en el club de bicicletas en el Centro Juvenil John A. Valenzuela. (Foto por Hollie Dowdle.)
Ricardo Tovar, estudiante de séptimo grado en Safford Middle School, trabaja reparando una bicicleta el miércoles por la noche en el club de bicicletas en el Centro Juvenil John A. Valenzuela. (Foto por Hollie Dowdle.)

Gracias a un nuevo club en el centro juvenil John A. Valenzuela, estudiantes sin  medios de transporte en la comunidad del sur de Tucson ya no se quedarán sin transportación.

Los niños del club pueden ganarse una de las 25 bicicletas donadas hace algunos meses al centro juvenil por el Departamento de Policías del sur de Tucson, según Jessica Alderete, coordinadora del programa y empleada del centro por 11 años. Las bicicletas habían sido robadas o abandonadas y fueron recuperadas por la policía del área sur de Tucson.

A pesar de que las bicicletas recuperadas estaban dañadas, Alderete y un compañero de trabajo, Chuck Peralta, sugirieron que fueran usadas para iniciar un club de bicicletas, en donde los estudiantes pudieran restaurar las bicicletas y llevárselas a su casa una vez que estuvieran reparadas.

“Este programa le da a nuestros hijos maneras de adquirir conocimientos”, dijo ella. “Les ayuda descubrir su propósito y cómo luchar por las cosas. Es una gran manera para que ellos aprendan de sus compañeros, y no sólo de sus padres, a tomar buenas decisiones”.

Usualmente ocho o nueve estudiantes asisten a las juntas del club de bicicletas los jueves y viernes por la tarde. Alderete mencionó que debido a que por las noches incrementa la probabilidad de que los niños se metan en problemas, los padres pueden estar tranquilos sabiendo que sus hijos están haciendo algo productivo en el centro a estas horas. Ella agregó que la elección de Chuck Peralta, ayudante recreacional en el centro, como el maestro para el club ha aumentado la sensación de seguridad y participación.

“Chuck es el papá del vecindario”, Alderete expresó. “Muchos de estos niños no tienen la figura paterna. Pero él tiene las herramientas y los ayuda a aprender”.

Peralta ha trabajado en el centro por 17 años y opina que el club de bicicletas genera confianza en los niños que lo visitan.

“Los niños tienen la oportunidad de tomar posesión de algo que ellos han construido con sus propias manos”, dijo Peralta. “Ya que ellos lo hicieron, por lo tanto quieren cuidarlo”.

Él piensa que esta confianza se transfiere a otras áreas de sus vidas, tales como en sus tareas escolares y  en las amistades.

“Ellos se demuestran a sí mismos que tienen el talento y las habilidades para dedicarse a lo que quieran”, dijo Peralta.

El programa tiene un significado especial para Peralta, quien dice agradece la oportunidad de poder trabajar en el centro, ya que  puede dar a los niños lo que él no tuvo al ir creciendo.

“He trabajado en bicicletas desde que era pequeño y recuerdo cuando no tenía mi propia bicicleta y todos mis amigos sí”, mencionó. “Cuando surgió esta oportunidad, me di cuenta de que  era una gran manera de darles lo que a mí me hubiera gustado tener”.

Ricardo Tovar, un estudiante de séptimo grado de la escuela Safford Middle School, ha asistido a las clases del club de bicicletas por tres semanas. Y el sábado pasado, por fin pudo reclamar la bicicleta después de haberla reparado él mismo.

“Estaba tan emocionado de llevármela a mi casa porque había estado componiéndola por un buen tiempo”, declaró Tovar.

Tovar usa la bicicleta para ir a la escuela, la cual, dijo, es  muy útil cuando su madre está muy ocupada para llevarlo.

Tovar no es el único niño del vecindario en beneficiarse de los servicios ofrecidos en el centro juvenil John A. Valenzuela. Los siete miembros del personal del centro son antiguos participantes de varios programas.

Nombrado en honor del oficial de policía del sur de Tucson John Valenzuela, el centro juvenil ofrece programas recreacionales y educativos gratuitos durante el día y después de escuela, de lunes a viernes para los jóvenes de la comunidad. Los 150 participantes de la escuela primaria tienen acceso a clases que van desde las manualidades a baile folklórico, a clases de cocina y deportes. Además, los estudiantes de secundaria y preparatoria pueden jugar en el equipo de baloncesto, tomar clases para diseño en madera o de cocina, o participar en el nuevo club de bicicletas.

Keyla Ramírez, ayudante recreacional, dijo que  no sabe dónde estaría en estos momentos  si no fuera por el centro.

“Mi parte favorita es la historia tan significativa que tengo aquí”, mencionó. “Yo empecé a venir aquí debido a problemas familiares en casa, y eso me ayudo porque podía hablar con los miembros del personal”.

Así como esos miembros del personal les ayudaron a ellos en sus tiempos difíciles, Ramírez, al igual que Alderete y Peralta, quieren estar disponibles para los estudiantes que necesiten alguien con quien hablar.

“Nosotros sólo queremos que ellos tengan vidas exitosas”, Peralta afirmó.

 

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