¿Qué sabes sobre el azúcar? Siendo una substancia la cual se consume por la mayoría de las personas en los Estados Unidos, pensarías que la población en general tendría más conciencia sobre ella.
De acuerdo a un estudio llevado a cabo en el 2015 por Euromonitor International, el americano promedio ingiere más de 126 gramos o alrededor de 25 cucharaditas de azúcar por día. El país que le llega más cerca a los Estados Unidos respecto al índice de consumo de azúcar es Alemania, donde el promedio de azúcar que un individuo consume es de alrededor de 103 gramos de azúcar diaria.
“Puede que tu bebida de Starbucks tenga 25 cucharadas de azúcar”, un artículo escrito por Ivana Kottasova, publicado por CNNMoney en febrero, fue recomendado más de 30,000 veces en su sitio web. En el artículo, ella citó un reporte escrito por el grupo de campaña británica Action on Sugar (Acción contra el azúcar) el cual revela el alto contenido de azúcar en las bebidas de café de las cadenas más populares.
Sin embargo, la Organización Mundial de Salud (WHO, por sus siglas en inglés) recomienda que el típico adulto debe consumir no más de 25 gramos o 6 cucharaditas de azúcar por día. Esto significa que algunas bebidas de Starbucks contienen cuatro veces más azúcar de lo que se debe consumir en un día entero. Incluso en el año 2014, la organización WHO redujo la recomendación de consumo de azúcar, debido a que estudios científicos demuestran cómo el exceso del consumo de azúcar resulta en el aumento de peso y en caries en adultos y niños.
No hay manera de negar que a los americanos les encanta el azúcar, pero ¿en verdad estamos adictos?
Muchos estudios lo afirman.
De acuerdo al artículo publicado en Washington Post, titulado Lo que le sucede a tu cerebro cuando ya no consumes azúcar y escrito por Jordan Lewis, la candidata doctoral en neurociencia en la Facultad de Medicina en Penn State, al igual que los estupefacientes, el consumo de azúcar aumenta la cantidad de dopamina emitida en el cerebro.
Lewis escribió que “a largo plazo, el consumo regular de azúcar realmente cambia la expresión genética y la disponibilidad de los receptores de dopamina tanto en el mesencéfalo como también en la corteza frontal”. “Específicamente, el azúcar aumenta la concentración del tipo de receptor excitatorio llamado D1, pero reduce otro receptor llamado D2, el cual es inhibidor”.
Consumir azúcar también obstaculiza el transportador de dopamina, una proteína que “bombea dopamina de la sinapsis hacia la neurona cuando se dispara”, comentó Lewis.
De acuerdo a Lewis, en términos más simples, a largo plazo, el consumo regular de azúcar resulta en la prolongación de señales de dopamina lo cual al final se percibe como una necesidad de más azúcar. El cerebro se puede desensibilizar al azúcar y va a necesitar más de su consumo para poder conseguir la misma sensación o el mismo sentido de euforia.
Lo que va de mano con la adicción del azúcar es la abstinencia del azúcar.
En un estudio llevado a cabo en el 2002 por Carlo Colantuoni, un investigador en el Instituto Lieber para el Desarrollo del Cerebro y por científicos en la Universidad de Princeton (Pedro Rada, Joseph McCarthy, Caroline Patten, Nicole Avena, Andrew Chadeayne y Bartley Hoebel), los investigadores privaron a ratas de comida por una cierta cantidad de tiempo. Después, les dieron soluciones azucaradas con comida normal. Estudiaron a las ratas siguiendo este mismo patrón durante un mes y cuando se les privaba de azúcar, los roedores demostraban síntomas similares a los que padecen los individuos que sufren de drogadicción.
De acuerdo al estudio, las ratas mostraron típicos síntomas de abstinencia, tales como castañeteo de dientes, temblores de patas y tembladera en general.
“A pesar de que estos estudios se llevaron a cabo en roedores, no se exageraría al decir que los mismos procesos primitivos están sucediendo en el cerebro de un humano”, escribió Lewis.
Es posible terminar con esta adicción. Danae Steele, una médica materna y fetal de Neenah, Wisconsin, dijo que ella ya no consume azúcar en su dieta alimenticia porque antes se consideraba como una adicta al azúcar.
“Hacía cualquier cosa por comer algo dulce”, comenta Steele, quien paró de consumir azúcar a finales de febrero de este año. “Hasta comía en mi automóvil donde no me miraran los demás. Me avergonzaba y no quería que otra gente supiera lo que estaba haciendo”.
Ella dijo que cuando su amiga paró de consumir azúcar, decidió unirse a ella porque era algo que ya había pensado dejar de hacer hace tiempo.
“Pensé, si ella lo puede hacer, yo también puedo”, Steele comentó. “Siempre es bueno tener un grupo de apoyo por parte de amistades”, declaró Steele.
No se puede evitar el contacto con cosas dulces. “Está en todas partes: durante los días festivos, en eventos especiales, en fiestas”, dijo Steele. “Yo lo ignoro. Trato de recordarme a mí misma que es por el bien de mi salud”, comentó Steele, quien se sometió a una cirugía para perder peso en el 2010 y desde entonces ha perdido 65 libras.
Steele dijo que ella no está tratando de perder peso al eliminar el azúcar de su dieta alimenticia, sino que solamente quiere estar más saludable. Sin embargo, ella comenta que sí estaría más contenta si perdiera más peso. “Se trata más sobre mi salud física y mental”, dijo Steele. “Antes no me sentía capaz de poder consumir azúcar moderadamente”.
Steele dice que su nuevo estilo de vida sin azúcar va por buen camino.
“Físicamente, ya no siento más antojo”, dijo Steele, “pero si he estado pensando en el azúcar”. El azúcar es una substancia adictiva, pero los alternativos artificiales tampoco son buenas opciones.
Según el sitio web de la Asociación Estadounidense del Corazón, (American Heart Association) “solamente porque un producto es hecho ‘sin azúcar’ o con edulcorantes artificiales, no significa que es saludable”.
Hailey Pomroy, una entrenadora alimenticia y la autora de The Fast Metabolism Diet (La dieta para un metabolismo rápido), publicó un artículo en junio de 2015 sobre como cocinar y hornear sin azúcar. Ella sugiere usar edulcorantes que no están hechos de caña de azúcar, tales como azúcar de coco, miel natural y azúcar de dátil, puesto que comenta que el cuerpo los metaboliza de una manera más eficiente porque no causan que el nivel de azúcar en la sangre aumente ni tampoco estimulan el almacenamiento de grasa.
“No creo que los sustitutos del azúcar sean saludables para cualquier persona”, dijo Steele. Cuando a ella se le antoja algo dulce, dice que mejor se come una fruta.
“La fruta no sabe igual que un chocolate o que el tiramisú, pero aún sabe buena”.
Traducido por Maritza Flores Campuzano.
Lindsey Wilhem es una reportera para Arizona Sonora News, un servicio de la Facultad de Periodismo en la Universidad de Arizona. La pueden contactar en lindseywilhem@email.arizona.edu
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