Una perspectiva le impactó mucho a Chia-Lin Pao Tao cuando llegó a Tucson en 1976.
Lo que más le sorprendió fue que no miró a muchos asiáticos en esta área que tuvieran características de rasgos chinos. Ahora conoce las razones.
Los chinos tienen una larga conexión con el pasado de Arizona, ya que tuvieron un papel importante en el desarrollo de la transportación, agricultura y minería del estado.
Pero de acuerdo a los expertos que estudian la cultura y la historia de la población china en el estado, la era de cuando las comunidades chinas florecían en Arizona, ya pasó y fue remplazada por una historia de discriminación y odio.
Como profesora en el departamento de Estudios de Asia Oriental en la Universidad de Arizona, Tao obtuvo una especialidad en la enseñanza de historia china, con un enfoque en las mujeres. Durante su tiempo en Tucson, ha aprendido sobre la historia de los chinos en el estado. Tao cree que muchos se sorprenderían si supieran sobre todas las contribuciones y los desafíos que enfrentaron los chinos en el sur de Arizona, principalmente la discriminación que esos inmigrantes afrontaron.
Tao dice que los primeros chinos en venir a territorio arizoniano en la primera parte del siglo diecinueve, eran hombres jóvenes que buscaban mejores oportunidades y condiciones de vida. Ella dice que la sequía, guerra, falta de terreno, desastres naturales e inundaciones de temporada azotaban a China.
David Pietz, un profesor adjunto del departamento de estudios de Asia Oriental en la Universidad de Arizona, dice que la mayoría de los hombres chinos se embarcó hacia el oeste durante la fiebre del oro en California la cual comenzó en 1848.
Muchos de estos hombres se fueron de California hacia Arizona después de que California pasó la ley Foreign Miners Tax (Impuestos a mineros foráneos) de 1850, el cual imponía impuestos discriminatorios a todos los chinos y mexicanos que se involucraban en minería.
De acuerdo al Museo de Historia de Arizona, muchos de los chinos encontraron trabajo en el ferrocarril transcontinental a finales de 1870s.
Mientras trabajadores irlandeses construían el ferrocarril en el este, Tao comenta que los Estados Unidos también reclutaba trabajadores chinos de China para trabar en la costa del oeste.
“Los obreros chinos eran muy trabajadores, estaban dispuestos a sacrificarse, hacer el trabajo difícil, arriesgan sus vidas y trabajan por un sueldo bastante bajo”, dice Tao. Tao comenta que durante este tiempo, más de 36,000 trabajadores llegaron en menos de tres años. Las cifras del censo demuestran que los chinos formaban 1 por ciento de la población de Tucson en 1880.
El museo también tiene en exposición de artefactos chinos que fueron encontrados en un pozo, lo que ahora es el sitio del Jardín de Misión. Estos artefactos incluyen artículos tales como piezas de juego, cerámica china, una botella de medicina china, y un frasco de vino de arroz.
A pesar de los esfuerzos para construir el ferrocarril, Tao enfatiza que los chinos eran menospreciados.
“Ya cuando se terminó la construcción del ferrocarril, no se ve ningún chino en la ceremonia. Todas son personas blancas”, dice Tao.
Sin embargo, no solamente eran menospreciados. Tao comenta que ella piensa que los chinos sufrieron discriminación por parte de los anglosajones porque su gente claramente se ve diferente al resto. Pietz cree que a los hispanos tampoco les caían bien los chinos, probablemente porque sentían que eran una amenaza para sus puestos de trabajo.
Mientras que la cantidad de chinos aumentaba en el territorio, también aumentaba la discriminación. En 1878, la legislatura de Arizona pasó una ley restringiéndole el derecho a poder trabajar en las minas a todos los inmigrantes chinos, lo cual causó que los chinos buscaran otros tipos de trabajos, tales como abrir sus propios supermercados, así como también la agrigultura.
Después de esto se pasó la Ley de Exclusión de Chinos en 1882, la cual restringía la inmigración de los chinos hacia los Estados Unidos.
Para ayudar a ilustrar la discriminación durante esta época, Tao sacó un artículo de un periódico viejo publicado el 23 de abril de 1882 con el siguiente texto, “revuelta anti china”. El artículo reporta una revuelta anti china que ocurrió en la vía del ferrocarril.
El odio hacia los chinos se extendía a lo largo del territorio.
“Durante estos años había un espectáculo muy popular en Tombstone en el Teatro Bird Cage que se llamaba ‘The Chinese Must Go’ (Los chinos se tienen que ir), así es que esto dice algo”, dice Tao.
De acuerdo a Patsy Lee, un miembro del consejo de directores en el Centro Cultural Chino en Tucson, la discriminación continuó aumentando. En 1901, la ley de Arizona prohibía a los chinos casarse con una mujer anglosajona. Este tipo de leyes discriminatorias causaron que muchos chinos se fueran a México, dijo Lee. “Se hicieron ciudadanos mexicanos y después solicitaron sus trámites migratorios”.
Tao dice que Esther Don Tang, la hija de uno de los pioneros chinos Don Wah, trajo liderazgo para los chinos viviendo al oeste de los Estados Unidos. Tao dice que Tang luchó contra la discriminación a pesar de la hostilidad que enfrentó.
“Esther no solamente luchó en contra de la discriminación sino que también se destacó y se dedicó al servicio con su comunidad”.
Nacida y criada en Tucson, Tang también sirvió como defensora de la comunidad hispana en el área, comenta Tao.
Por más de 50 años, Tang formó parte de diferentes grupos tales como la Comisión del alcalde de Derechos Humanos, El Consejo de Pima sobre Envejecimiento, United Way y el Consejo Nacional del YWCA. En el texto “Contribuciones de las mujeres chino-americanas en el oeste”, Tao recuenta la discriminación que sufrió.
Por ejemplo, Tang recuerda que durante su niñez en Tucson, no se le permitía ir a nadar en ciertas piscinas de la ciudad, era forzada a sentarse en el balcón del viejo Teatro Lyric y no era invitada a las fiestas de cumpleaños de sus amiguitos.
Tang murió el mes de marzo a la edad de 97 años.
Lee dice que su padre, quien vino a Tucson después de servir en la Segunda Guerra Mundial, para asistir a la Universidad también sufrió discriminación semejante.
“Mi propio padre me contó que… Aunque tuvieras dinero si intentabas conseguir vivienda en una área como Witerhaven, no se podía, ahí no había chinos, ni siquiera afroamericanos”.
Aun con el poco reconocimiento respecto a las contribuciones por parte de los chinos en Arizona, personas como Donna Tang, quien sirve en el Consejo de Amigos de Tucson, ha creado maneras para brindarles el reconocimiento que se merecen.
Ella es una de las muchas personas que ayudan a que el Jardín de Misión en Tucson siga operando. Este jardín es un museo de arboles, plantas, y cosechas adaptados al clima del Desierto Sonorense. Una parte del jardín servirá para reconocer la historia de los chinos de la región.
El jardín chino consistirá de una variedad de frutas y verduras incluyendo repollo chino, cilantro, melón de invierno y mandarinas.
Aparte de la producción de las vías del ferrocarril, otra gran contribución de los chinos para Arizona fue el cultivo de productos frescos como frutas y verduras. Ella dice que frutas tales como las fresas nunca antes se habían cultivado en esta área antes de la llegada de los chinos.
“Su producto era tan agradable que le agregó color y sabor al pueblo del desierto polvoriento”.
Zachary Pleeter es un reportero para Arizona Sonora News, un servicio de la Escuela de Periodismo en la Universidad de Arizona. Para ponerse en contacto con el envíe un mensaje a su correo: zpleeter@email.arizona.edu.
Traducido por Maritza Flores / Editado por Lizeth Castellanos