El simple monumento al lado del Río de San Pedro es tan sólo el principio de una historia más amplia.
La orilla del río entre Tombstone y Sierra Vista fue el sitio de la única batalla en Arizona durante la guerra de Estados Unidos-México. Los combatientes: un batallón Mormón y una manada de toros salvajes.
Quedó registrada en la historia como una rareza, relegada al monumento blanco en el Río de San Pedro y una nota de pie en la odisea del Batallón Mormón.
La inscripción en la piedra dice: “El Batallón Mormón: Los Estrechos, 12 dic. 1846, La Batalla de los Toros, Construido en 1960.” (“Mormon Battalion: The Narrows, Dec. 12, 1846, Battle of the Bulls, Erected 1960.”) Sin más explicación.
Aquí está la historia.
En 1846, una manada de toros salvajes vagaba el sureste de Arizona; el residuo de lo que antes eran miles de cabezas de ganado vacuno.
Venían de ranchos abandonados. Las casi constantes redadas de Apaches ahuyentaron a sus dueños algunos años atrás.
Según el historiador Jim Turner, de Tucson, ya se había matado a la mayoría de vacas y terneros hace tiempo, pero “los toros eran un poco más difíciles”. Ellos viajaban en manadas para protegerse de los predadores tales como los pumas.
A millas de distancia, la Iglesia Mormona enfrentaba persecuciones en Nauvoo, Illinois, donde los miembros se habían establecido. Se querían mudar al oeste pero no contaban con el dinero.
En Washington, “a James K. Polk le preocupaba que los mexicanos estuvieran elaborando una alternativa para ocupar la Costa Oeste” dijo Kent Dalton, un educador religioso en el Instituto de la Religión Mormona de Tucson (Tucson LDS Institute of Religion) y entusiasta de la historia Mormona.
Cuando Polk solicitó voluntarios, Brigham Young ofreció a los hombres de la Iglesia Mormona. Se les dio dinero para uniformes, del cual dieron la mayoría a la iglesia para facilitar la mudanza en masa al oeste.
Oficiales del ejército de Estados Unidos los guiaron en el trayecto. Su comandante era un hombre llamado Philip St. George Cooke.
Aunque no tenían uniformes, los hombres del batallón vestían una faja blanca y portaban un rifle. Parecían una banda de variopinto.
“Los soldados usualmente ascienden de puesto en tiempos de guerra pero no habíamos tenido una guerra grande desde 1812” dijo Turner. “El pobre Coronel Cook, esperando que lo ascendieran, lo pusieron a cargo de una tropa que daba risa. Habían mujeres, ancianos, todo tipo de gente en la marcha”.
Los soldados caminaron arduamente desde Council Bluffs, Iowa, hacia California.
“Piensas en el año 1846 – ¿Qué era América? ¿Quién sabía?” dijo Dalton. “El Batallón Mormón le dio a la gente una idea de la geografía.
“Cinco meses después de que empezó la marcha, el batallón se detuvo a acampar en las orillas del Rio de San Pedro. Estaba oscuro. Los hombres se habían acabado sus zapatos; no habían visto la cara de otro ser humano desde que salieron de lo que es ahora Silver City, Nuevo México, unas semanas antes. Caminaron a la orilla del río en la penumbra que se acercaba.
De repente, una manada de toros se les acercó y arremetió contra ellos.
“No está en su naturaleza arremeter contra los seres humanos” dijo Turner. “Estos muchachos marchaban al lado del cauce del río y los toros se asustaron”.
Esto causó “una gran confusión y miedo”, según el diario del Coronel Cook. Escribió que “arremetieron contra hombres, mulas y vagones”, matando a tres mulas.
“Cook había ordenado a sus hombres descargar sus pistolas” dijo Turner. “Pero ellos no lo escucharon y los rifles ya estaban cargados. ¡Imagina su sorpresa cuando los toros se acercaban y los hombres disparándoles!”
Tres hombres resultaron heridos, según el diario. Un hombre perdió parcialmente su pulgar mientras cargaba su rifle. Otro estaba “atrapado entre los cuernos de un toro”, y el último fue corneado en la pierna.
Al final, los toros no fueron rival para las armas.
“Una de las bendiciones de luchar contra los toros fue no sólo la carne, sino el cuero” dijo Dalton. “Se envolvían tiras de cuero en los pies como zapatos.”
“Los ejércitos creen que pueden sobrevivir de la tierra pero no se puede hacer eso en Arizona” dijo Turner. Tenían tanta hambre que cuando se enfrentaron a los toros “se enloquecieron matándolos, haciendo sandalias y carne seca.”
Finalmente, el Coronel Cooke les dijo a los hombres que era tiempo de irse a Tucson.
“Los periódicos decían que estábamos enfurecidos de no habernos quedado lo suficiente para secar la carne” dijo Turner.
Esa confrontación fue la única vez que los hombres del batallón usaron sus armas. Según Dalton, “Brighman Young les prometió que no se enfrentarían a ningún conflicto. La Batalla de los Toros fue la única vez que los hombres usaron sus armas de una manera ofensiva”.
Gabby Ferreira es reportera para Arizona Sonora News, un servicio de la Escuela de Periodismo en la Universidad de Arizona. Comuníquese con ella por correo electrónico gferreira@email.arizona.edu
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Traducido por: Lizeth Castellanos/Editado por: Natasha Moushegian